9 de octubre de 2013

Un hogar bajo el puente

Bajo el puente que comunica la calle 26 con avenida 68 se encuentra una casa que nació como bodega de ladrillo con reducidas ventanas y un portón rojo metálico. Su frente es el corredor de peatones que transitan afanosamente y con indiferencia. Este es el hogar de Luis Eduardo Rojas y Beatriz Caicedo, una pareja de ancianos de 74 y 73 años, quienes llevan viviendo allí más de 18 años. Hoy este es un espacio ajeno que se convirtió en tutelas que buscan reconocer el tiempo y la labor realizada por esta familia.

“Esta bodega me la asignó en 1997 el señor alcalde de la localidad de Engativá, Orlando Páez para que la cuidara porque había mucho vandalismo, ladrones y atracadores; yo tenía un puesto aquí como vendedor ambulante, y en ese momento el alcalde me vio y me propuso la idea de cuidar este lugar”. Según Luis Eduardo, el alcalde les propuso esto, porque veía en ellos una necesidad por un lugar donde poder establecerse sin depender de nadie.

En muchas ocasiones han intentado expulsarlos del espacio que ellos consideran su casa, pues de alguna forma para las autoridades son vistos como invasores de un espacio público. “La alcaldía ha querido que yo salga de aquí porque hace 5 ó 6 años vinieron con una orden de tutela para despojarme, pero como yo tengo una carta les dije que espero sea reconocido mi trabajo”.

Ambos son boyacenses y desde jóvenes tuvieron curiosidad por conocer más de cerca la capital de Colombia. Iniciaron su vida en el barrio La Juventud en un pequeño cuarto donde no se sentían cómodos. Tras la oferta del alcalde ahora viven en dicha casa la cual, es considerada para ellos, un contraste difícil de asimilar. ”Es fastidioso, por los ruidos, los olores, el ajetreo y aparte de eso, el polvo que se presenta aquí nos hace doler la garganta bastante”.

Dentro de esta casa, que mide aproximadamente ocho metros de frente por 20 metros de profundidad, tienen lo necesario: camas, una mesa para comer, una estufa a gasolina que sirve como cocina y un televisor que no tiene la suficiente señal debido a la ubicación en donde se encuentra. Sus ventas les permiten recoger el dinero del alimento diario para cocinar un arroz con papas.

Con 20 años de casados y cinco hijos, siempre se han mantenido unidos. Según Beatriz lo más importante para ellos es su gato y sus tres perros quienes son guardianes del lugar. “Somos muy unidos nos cuidamos mucho, contamos siempre con todos en todo. A pesar de nuestra situación siempre hallamos la forma de salir adelante”, afirma Beatriz con un tono de tristeza.

Según el alcalde de Engativá Carlos Naranjo, la localidad es consciente de este caso y está tomando medidas para generar una ayuda. “Este proceso lleva tiempo y debe ajustarse al caso de ellos y buscarse una solución que beneficie tanto al Estado como a esta familia. Su situación no es la que debería ser pues son personas de la tercera edad, pero su caso está siendo estudiado y pronto se verán resultados”.

Luis y su familia no poseen los servicios básicos a los que cualquier persona tiene derecho, pues recientemente en lo que ellos consideran un intento de desplazamiento forzoso, el servicio del agua les fue cortado. Como consecuencia de esto, han tenido que buscarla por sus propios medios y con ayuda de vecinos del barrio Salitre, El Greco. “Son personas que merecen tener mucho más que esto, son valientes y siempre los ayudaré lo más que pueda”, cuenta Carlos Matiz, habitante del barrio Salitre y conocido de la familia Rojas.

Esta familia actualmente se enfrenta a múltiples factores que los afectan como la inseguridad, un ambiente contaminado y la inestabilidad de desconocer su futuro al carecer de un techo adecuado; sin embargo este lugar los acogió cuando carecían de una condición digna para vivir. Su futuro es incierto pero su hogar se encuentra allí: bajo el puente.