13 de octubre de 2011

Bebidas alcohólicas y accidentes de tránsito en Bogotá

Por Eduardo Bonces. Facultad de Comunicación Social – Periodismo, Universidad Externado de Colombia.

En los últimos meses Bogotá se ha convertido en el escenario de múltiples accidentes causados por la irresponsabilidad al volante. Así lo demuestran las estadísticas publicadas el 4 de octubre de 2011 por la Alcaldía Mayor de Bogotá. “En lo corrido del año se han presentado 554 accidentes de tránsito por culpa de conductores en estado de embriaguez, los cuales han dejado 45 muertos y 561 heridos. La Secretaría Distrital de Movilidad ha retenido 1.841 licencias por igual concepto”.

Todos los días en Bogotá se presentan casos de irresponsabilidad que parecen superar las capacidades de la ley. Por ejemplo, la teniente coronel de la Policía, Luz Eugenia Molta, se accidentó por conducir embriagada en abril del 2011 y no recibió por parte de la institución penalización alguna. También está el caso de Juan Carlos Chávez quién atropelló en estado de embriaguez a una joven y fue condenado a cuatro años de cárcel domiciliaria, multa de 30 salarios mínimos, y prohibición de volver a conducir vehículos automotores por 55 meses, pena que para los familiares de la joven resultó ser insuficiente. El caso más reciente sucedió El 2 de octubre cuando el niño Diego Alexander Hernández Báez de 11 años fue atropellado en el barrio Rionegro de Bogotá por Frank Alexánder Rodríguez en horas de la tarde.

Según Medicina Legal “los accidentes de tránsito en el año 2010 causaron lesiones no fatales a 39.318 personas y la mayoría de las víctimas fueron ciudadanos que tenían entre 20 y 34 años de edad La mayoría de accidentes se registraron en los departamentos de Antioquia, Valle del Cauca, Cundinamarca, Bogotá D.C. y Santander.”

El último fin de semana sólo en Bogotá 108 conductores fueron sorprendidos conduciendo ebrios. Según la Policía Nacional las sanciones que se le imponen a estos conductores son: “Primer grado de alcoholemia, de dos a tres tragos de aguardiente: No se le retiene la licencia y si hay heridos se le suspenderá hasta por cinco años. Segundo grado de alcoholemia, de tres a seis tragos de aguardiente: Se le suspenderá la licencia de dos a tres años según los antecedentes y tendrá que pagar más de 40 horas de servicio comunitario. Tercer grado de alcoholemia, más de seis tragos de aguardiente: Le será suspendida la licencia entre tres y 10 años, y tendrá que pagar 80 horas de servicio a la comunidad.”

Sin embargo, para los familiares de las víctimas las penas que aquí se estipulan son insuficientes, pues se paga con casa por cárcel, y se puede acceder a las diferentes rebajas de pena estipuladas por el sistema, lo que lleva a que una pena de cuatro años se convierta en una de año y medio.
Según el Código Penal el homicidio puede ser dividido en homicidio culposo, que se define como aquel que se comete cuando el sujeto no tiene la intención de hacerlo y homicidio doloso, que es aquel que se comete con toda la intención. Según Elena Suarez la especialista en derecho penal y profesora de la Universidad Externado: “Cuando una persona conduce asume un riesgo, riesgos que el ordenamiento permite, pero cuando uno maneja debe respetar el deber objetivo del ciudadano, o las reglas de juego, cuando uno viola alguna de esas reglas y hay un resultado se habla de un homicidio culposo.”

La corte Constitucional ha propuesto aumentar las penas cambiando la naturaleza del delito, de culposo a doloso, y así aumentar la pena, sin embargo, según la naturaleza del derecho en nuestro país esto es imposible; pues quien maneja borracho pese a conocer el riesgo de manejar bajo la influencia del licor, incurre en el delito sin intención de asesinar a nadie.

“Yo sería partidario de que preventivamente se tomaran sanciones de tipo administrativo con las que se les impartieran penas económicas severas a este tipo de conductores cuando se les encuentre conduciendo en estado de embriaguez, como que se les impida manejar por un tiempo de seis meses o un año, que se le inmovilice el vehículo por 15 días un mes y que se le imponga una multa alta; Si volvieren a manejar bajo la influencia del alcohol entonces se le impida el derecho a manejar de por vida o por varios años, que se le inmovilice el vehículo por varios meses y una multa aún más alta, con este sistema España ha logrado reducir la mortalidad por accidentes de tránsito al 50%”, afirma Jorge Isaaac Arenas, jurista y profesor de derecho de la Universidad Nacional.

Todos los especialistas, entrevistados por este medio, coinciden en que un endurecimiento de penas sería lo apropiado. “En Estados Unidos el hecho de que una persona no más porte licor en la cabina, así esté todavía en la caja implica ya un delito y le da cárcel. La evidencia muestra que en los países donde la legislación es más dura ha habido una reducción sensible de este tipo de accidentes”, dice Néstor Sáenz, coordinador del Programa de Transito y Transporte de la Universidad Nacional.

Hoy las autoridades ya están tomando cartas en el asunto, el Ministerio de Transporte colocó en el congreso una ley denominada: “Cero tolerancia al consumo de alcohol en los conductores” cuyo fin es endurecer las penas y no permitir el beneficio de casa por cárcel a los infractores que cometan homicidio. Según la secretaría de tránsito No existe una campaña específica frente al control del alcohol, lo que estamos haciendo es desde el tema de seguridad vial establecemos una política donde integremos a todos los actores gubernamentales al proyecto de ley de control de alcoholemia que busca la cárcel para los conductores ebrios”.

Mientras tanto la sociedad civil sigue esperando a que se fortalezcan las penas para este tipo de delitos. “Yo estoy de acuerdo en que las penas sean más duras, en Estados Unidos el hecho de que una persona porte licor en la cabina, así este esté todavía en la caja implica ya un delito y le da cárcel, La evidencia muestra que en los países donde la legislación es más dura ha habido una reducción sensible de este tipo de accidentes.” Según comenta Néstor Sáenz, coordinador del Programa de Transito y Transporte de la Universidad Nacional.