13 de octubre de 2011

“Preservar lo que tienes, es preservar lo que eres”

Por Catalina Luna Salamanca. Facultad de Comunicación Social – Periodismo, Universidad Externado de Colombia.

Este es el lema de la campaña que la Alcaldía de Bogotá emprendió con el fin de recuperar el patrimonio cultural.

Hace cinco años se inició el que para muchos es uno de los proyectos más ambiciosos de la Alcaldía de Bogotá. Mediante el Convenio de Asociación No. 000219-2011 suscrito entre la Secretaria de Cultura Recreación y Deporte, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural y la Fundación Escuela Taller de Bogotá, se dio inicio al programa Esquina Mayor de Bogotá, “cuyo objetivo principal es aunar esfuerzos para fortalecer la divulgación y promoción del arte, la cultura, el patrimonio, la recreación, el deporte y la actividad física de la ciudad, como dinamizadora de procesos de atención al ciudadano”. Así lo informó Wilson Pacheco Gutiérrez, director del programa Esquina Mayor de Bogotá de la Dirección de Planeación de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte.

Con la creación del Ministerio de Cultura en 1997, se fundó también la Dirección de Patrimonio, “formulando planes, programas y proyectos que buscan desarrollar la gestión, protección y salvaguardia del patrimonio cultural colombiano, y lograr la apropiación social del mismo”, así lo informan en su portal web. Este ente ha sido el responsable de manejar exclusivamente el tema de la reconstrucción de los bienes culturales; por ello se han procurado revisar y evaluar las políticas de selección que aplica el Estado al momento de determinar qué características debe reunir un bien para convertirse en patrimonio. Dicha Dirección también ha fijado los tratamientos que deben proporcionarse a los bienes tangibles considerados culturales; como por ejemplo, devolver el carácter arquitectónico a la obra y a su entorno; liberar a la obra de las transformaciones realizadas a través de la historia que afectan no solo la estabilidad estructural, sino que distorsionan también la originalidad del monumento; conservar las características técnicas, estilísticas y de acabados; entre otros.

Liliana Fong, asesora de la Secretaría General del Ministerio de Cultura, asegura que la campaña de recuperación del patrimonio de la capital es “de enormes proporciones, ya que la Alcaldía Mayor junto con la Secretaría de Cultura y el Ministerio de Cultura, han destinado tiempo y dinero para que se empiece a recuperar espacios y edificaciones que han hecho parte a lo largo de la historia, y queremos que cada uno de estos se conviertan no solo en un proyecto cultural sino que sea propio de cada uno de los ciudadano (…) este es la mejor apuesta que tenemos en este momento, recuperar estos espacios”.

En el barrio La Candelaria ya se han presentado avances en la restauración de algunas construcciones, un ejemplo es el tratamiento dado a la casa del Virrey Sámano. Esta edificación, gracias a un proyecto de recuperación, es hoy patrimonio cultural. La fecha de construcción de la casa del Virrey es incierta debido a que no hay antecedentes de que alguien viviera en el lugar antes de 1809, año en que se estableciera allí Juan de Sámano, proveniente de Riohacha. Lo cierto es que la construcción responde a las características de la arquitectura colonial.

John Alexis Garcés, experto en deterioro biológico del patrimonio cultural, explica que “en esta casa vivió el virrey Juan Sámano, quien el 8 de agosto de 1819 abandonó la residencia y Santa Fe debido al triunfo de Bolívar en la Batalla de Boyacá. Desde entonces la casa fue saqueada y ha sido habitada por diferentes familias hasta su total abandono. En el año 2008 se le dio el reconocimiento de patrimonio cultural”

A partir de este reconocimiento, se dio inicio a la reconstrucción total de la casa, que está ubicada en la carrera 4ª # 10-18 en la Calle de la Rosa. Es de teja y tapia, tiene 545 metros cuadrados y consta de dos pisos. Ya no es conocida como la casa del último virrey de la Gran Colombia pues se tomó la decisión de establecer allí el Museo de Bogotá, que abrió sus puertas en el 2009. Allí reposa el que quizá sea su mayor atractivo: la Urna del Bicentenario, sellada el 20 de julio de 1910.

Otro ejemplo es la Casa Fernández, que en el 2010 se restauró y se entregó a la ciudad como un bien de interés cultural. Esta casa data de 1539. Durante algunos siglos estuvo abandonada. Se sabe que también pasó a ser un inquilinato y hogar de paso de habitantes de la calle. La reconstrucción, inicialmente, no logró efectos positivos debido a desacuerdos en el tratamiento que debía proporcionársele a la edificación. Por ello, la Dirección de Patrimonio Cultural estudió el caso y, luego de ires y venires, la reconoció como bien cultural, dando inicio de ese modo al proyecto de recuperación.

La recuperación de estos bienes es positiva para la ciudadanía, puesto que el patrimonio “nos ayuda a saber quiénes somos, de dónde venimos, qué hemos hecho para venir a parar en este mundo en el que hoy vivimos, incluyendo lo mejor y lo peor de lo que como bogotanos hemos sido capaces”, afirma Sebastián Saldarriaga, estudiante universitario.

Poco a poco, con la recuperación de casas para la ciudad, se fortalece el patrimonio cultural propio. La relevancia arquitectónica y, sobre todo, la importancia histórica son los motivos principales para integrar estos lugares a la memoria colectiva. Espacios como estos están pensados para que los habitantes de la capital conozcan y se reconozcan en su historia, en sus orígenes.

Es así como la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte han fortalecido la atención al ciudadano con una variada programación, “estas actividades están diseñadas para valorar y multiplicar nuestro patrimonio tangible e intangible. La Esquina Mayor de Bogotá es un programa incluyente, donde ofrecemos valoración y rescate de nuestra memoria colectiva a través de las tertulias ‘Memorias de Bogotá’, que no es más que las vivencias de las nuestros mayores contadas a las nuevas generaciones; así como los domingos y festivos pedaleamos por la ciclovía apropiándonos del patrimonio”. Así lo informó Wilson Pacheco Gutiérrez.